¿Qué está pasando para que las mujeres, en estos tiempos todavía, no seamos capaces de ver todo nuestro potencial más allá de la multitarea que se nos presupone?
¿Por qué se empeñan en darnos un discurso en el que nos adjudican capacidades que no tienen por qué ser exclusivas de género, como el cuidado de los hijos, la responsabilidad de una familia, o la carga emocional de nuestros seres queridos?
¿Por qué seguimos sin poder ser nosotras mismas cuando no queremos ni nos sentimos identificadas con los estereotipos?
Hoy ha sido uno de esos días normales, en los que te levantas como cada día, a la misma hora, te duchas, te preparas un café, y empiezas a dar los primeros besos a tus hijos somnolientos, que se preparan para otra jornada de clase tras clase. Mientras preparaba mi material para mis sesiones con esas clientas-amigas que me dan la vida, no ocurrió nada especial. Día tranquilo, clase, trabajo, entrada en el blog, compra, media hora de transición entre un domicilio y otro, comida, hacer de taxista para actividades extraescolares, y, finalmente, momento DISTINTO. Nunca sabes dónde pueden estar esos ratos que te marcan, que te ofrecen la posibilidad de reflexionar sobre tu vida y la de los demás. Pero suele ser así, en lugares inesperados, y con personas habituales.
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UNA AMIGA MUY CAPAZ
Como surgida de la nada, un encuentro banal que se pone intenso. Una conversación delicada con una amiga a la que conozco bien, y no tanto porque llevemos muchos años juntas, sino porque hemos compartido momentos buenos y malos, y nos hemos entendido y sentido parte de un universo que nos va llevando por caminos no tan diferentes.
E identifico algunas señales en sus palabras…
Tiene la sonrisa más bonita que he visto nunca. Se le iluminan los ojos como a una niña cuando habla de sus hijos, cuando escucha algo divertido. Es guapa, divertida, ocurrente, inteligente, resolutiva, comunicativa, preciosa y tremendamente capaz.
Pero por alguna razón, ella no puede ver su alma como yo la veo cuando la desnuda con sus palabras. Algo la bloquea y la oprime en el fondo de su corazón, un peso invisible que no consigue sacarse de encima. Ojalá pudiera verse sin la distorsión que le devuelve cada día el espejo, que la hace verse débil, indecisa, dependiente…
Porque no es así en absoluto.
ELLA SOMOS TODAS
No necesito decir su nombre, porque igual que ella, miles de mujeres en todo el mundo y en esta sociedad avanzada, continúan viviendo situaciones en las que son el motor de su familia y de su entorno sin que se les reconozca nada, sino más bien encontrando consejos que no han pedido, reproches que lastiman o exaltaciones de lo negativo.
Confía en ella, déjala ser, déjala sentir, avanzar, evolucionar, deja que respire, que se reencuentre consigo misma, que se explore, que se conozca, que se desarrolle… Ayúdala a ver ese reflejo que hace tiempo que perdió en el espejo, y cuéntale todo lo bonito que ves en ella cuando puedes traspasar su piel y mirar en su alma…
Porque no necesita que la guíes, sino que la acompañes. No quiere que la cuides, sino que le ofrezcas tu cariño. No espera que la salves, sino que estés ahí cuando su mundo se desplome. Ella será quien recoja los pedazos, quien vuelva a recomponerse por dentro, quien se crezca ante la adversidad, quien resurja de sus cenizas. Sólo debes decidir si tú eres la persona que puede permitirle SER, SENTIR, VIVIR…
Porque ELLA IMPORTA
Porque ELLA CUENTA
Deja que despliegue sus ALAS, que sueñe…
DEJA QUE VUELE!!!!