No sé cuántas veces he podido escuchar esta frase a lo largo de mi vida. Porque según algunas (no, en realidad muchas personas), nací con una alineación de estrellas que me lo han regalado todo. Porque hay gente que nace con estrella y otra que nace estrellada. No me diréis que es la primera vez que escucháis esta frase…
Pues yo debo ser de las primeras. Porque todo me sale bien sin hacer ningún esfuerzo. Mi familia, los proyectos, los amigos, mi capacidad, el lugar en el que vivo…
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Fruto del azar
Seguramente todas esas personas que piensan que todo me ha salido gratis no me conocen demasiado. Tal vez porque tengo una tendencia natural a mostrar las cosas con facilidad, sin esconder nada. Porque cuando me encuentro con las personas a lo largo de la vida, opto por mostrar una sonrisa en lugar de una mirada desconfiada. Además soy intuitiva, es cierto, y quizá eso me hace estar alerta cuando algo no me encaja del todo en una persona, en un proyecto, o en una decisión que tengo que tomar.
Intento explicar que detrás del «qué suerte has tenido al…» : encontrar a tu marido, tener unos hijos bien educados, vivir en un lugar tan estupendo, tener un proyecto laboral que te llena….hay muchas horas, dudas, incertidumbres, idas y venidas, comeduras de coco, errores, y sobre todo, ESFUERZO.
La intuición de que tal vez ese chico pelirrojo que me ha presentado la vida tiene algo que me gusta mucho, y es la persona que puede conseguir que me calme, que respire, que cuente hasta 10, que apueste por un proyecto de familia a largo plazo. Que será quien va a pelear conmigo cuando las cosas no se pongan fáciles (y creédme que se nos han puesto difíciles de verdad en algunos momentos).
Mis hijos son fantásticos, por naturaleza personal y por carácter, pero la constancia que hemos tenido con ellos, las normas que hemos ido imponiendo, la disciplina con amor, el cariño que les damos, las explicaciones cortas, largas y extramegacomplejas que he tenido que estudiar para poder responder en ocasiones…los cuentos todas las noches, los abrazos en las pesadillas, las conversaciones mientras paseamos, las excursiones al monte con sus amiguitos, compartir espacio, risas, confidencias…todo eso no lo traen las estrellas fugaces. Tampoco es un trabajo, porque lo hacemos encantados y enamorados de ellos, pero a costa de ceder espacio y tiempo personal por una apuesta a futuro en su formación, su seguridad y su autoestima, con unos valores que sirvan de pilares cuando ya no pregunten o ya no estemos.
Vivo en el lugar que he decidido, porque aposté por una calidad de vida óptima para mis hijos, para mi familia y para mí misma. Y la decisión no hubiera podido salir mejor. Un lugar privilegiado, un entorno mágico, mi sitio…
El trabajo no me ha caído del cielo NUNCA. Tiene detrás un montón de formación, de estudio, de lectura, de molestarse en comprar libros en idiomas que no domino sólo por sacar una información actualizada sobre un tema que puede ser útil para mis clientas. De entender el trato que cada una necesita. De la escucha consciente, de entenderlas, para poder guiarlas en el camino de la salud hasta donde pueda y hasta donde me dejen. Así que no. No trabajo sólo las horas en las que me desplazo y comparto ejercicios con ellas. Hay mucho más detrás…
Y esto son sólo algunos ejemplos.
Si me está leyendo mi amiga Lara estará sintiéndose plenamente identificada. Aunque es mucho más joven, ella sabe perfectamente lo que supone tomar decisiones en la vida que te van llevando hacia lo que te vas convirtiendo. No es siempre fácil, ni divertido. Y conlleva una fase de aceptación, una vez has tomado esa decisión. Puedes acertar más o menos, pero es el resultado de haber analizado las posibilidades y de haber puesto en ello el corazón y la mente. Luego toca asumir, poner de tu parte, entender, canalizar y mirar hacia delante…SIEMPRE.
No soy una impostora
¿Por qué cuando una mujer tiene éxito no se considera trabajo sino suerte, y en cambio cuando el que lo logra es un hombre lo atribuimos al mérito personal?
Lo que intento decir es que ya está bien de que las mujeres nos sintamos unas impostoras por todo lo que paso a paso hemos ido construyendo a nuestro alrededor. No nos han regalado las cosas, sino que las hemos atraído con nuestra presencia, esfuerzo, tesón y dedicación. No es gratis, y supone renuncia. Lo sabemos muy bien, y por eso no debemos aceptar que nos digan HAS NACIDO CON UNA FLOR EN EL CULO. Porque os aseguro que no tengo culo suficiente donde poner todo lo que he leído y estudiado para ser quien soy, ni todo lo que he trabajado para desarrollarme como mujer, como madre, como hija, como amiga y como persona comprometida con la sociedad.
Este es mi pequeño homenaje a todas vosotras, las mujeres. A las que, de tanto haberlo escuchado, pensáis que en la vida habéis tenido suerte con todos vuestros logros.
Chicas, cabeza bien alta, y que no se os encoja nada cuando tengáis que decir que no ha venido, sino que vosotras habéis ido a buscarlo. Y ahora cogedlo bien fuerte, no miréis atrás, aprended de los errores y disfrutad la vida…